
Ya me va tocando volver a la peluquería.
Desde que me di el tijeretazo de la década en diciembre (sí, después del mal que di finalmente me corté el pelo bastante) no la he vuelto a pisar. No por nada, sino porque estaba a gusto con el pelo y ahora, de cara al verano, prefiero dejármelo un pelín más largo para hacerme coletas y moños e ir más fresquita. Pero ahora mis puntas están abiertas a más no poder y reclaman algo más de mimos por mi parte (y por la de Mapi, mi peluquera ;).
Dejando el tema de las puntas abiertas aparte, hace ya unas semanas que jugaba con la idea de variar un poco de peinado... cambiando la raya de lado. Resulta que a veces es lo único que se necesita para verte completamente diferente.
En mi caso, llevo desde los 15 años con la raya en el lado izquierdo de la cabeza y tenía ganas de cambiar. Últimamente veo a todas las modelos en los backstages y, en general, en las producciones de moda de las revistas, con la raya en medio, así que me dije ¿por qué no? Si a ellas les queda bien, a mí no tiene por qué quedarme mal.
Sin embargo, cuando te has pegado más de diez años con la raya al lado, verte de repente con el pelo partido en dos justo encima de la frente se hace, cuanto menos, raro. Y ahí estaba yo, que no me acababa de decidir (una semana la llevaba en medio, otra al lado, otra en medio otra vez...) cuando me topé con un post de Cup of Jo que me ayudó bastante a dar el salto definitivo para cambiar de peinado sin cortarme el pelo.