Foto vía La cool & chic
Yo con el frío tengo sentimientos encontrados.
Por un lado me gusta, porque me encanta ponerme capas y capas de ropa y los botines son de mis zapatos favoritos. Además, que haga frío fuera se traduce en encender velas dentro de casa (ahora mismo estoy escribiendo este post con el maravilloso aroma a lavanda de una vela que me traje de mi último viaje a Lyon :), en taparse con una manta para dormir la siesta o en tomarse un té a media tarde para calentarse las manos.
Por otro lado, no me gusta que el hecho de llevar un abrigo encima no deje ver lo que se lleva debajo. Al final, es como si pensar el modelito que te pones fuera una pérdida de tiempo porque, total, no se va a ver.
No obstante, aun con todos sus contras, me encanta el frío, sobre todo el del otoño, y ya estaba deseando que llegara para volver a ponerme cosas como estas...